En esta sección semanal destacamos las noticias que no son tapa de los diarios y que muchas veces pasan desapercibidas dentro de la vorágine informativa diaria de los medios. Van acompañadas por un breve comentario de un miembro de nuestro staff.
La transparencia ausente en la apertura de las sesiones del Congreso
El lunes pasado la sociedad perdió una oportunidad de empezar a construir una agenda común de transparencia y de construcción institucional, de reglas de juego sobre la información y los recursos públicos. La Presidenta propuso una agenda legislativa “común” en la que faltaron las propuestas normativas de fortalecimiento de la democracia, algunas de las cuales ya tienen media sanción. Acceso a la información, normalización del INDEC, reforma del Consejo de la Magistratura, regulación de la publicidad oficial, son algunos de los proyectos que podrían formar parte de una voluntad común de los distintos bloques, para establecer reglas de juego que comprometan a todos.
Quien gobierne a partir de diciembre debería convivir sin problemas con el libre acceso a la información pública, con estadísticas confiables, con una justicia con un control efectivo y con la comunicación gubernamental y su presupuesto, dentro de carriles de razonabilidad y no discriminación. Que el oficialismo no haga ningún esfuerzo por acercar su agenda a estos temas indica un temor al control público de sus acciones. Que la oposición no haya encontrado hasta ahora el camino para consensuar internamente y luego ejecutar una estrategia exitosa para sancionar estas leyes, desalienta las expectativas de cambio en el corto plazo. Así perdemos todos: el oficialismo en prestigio, la oposición en logros legislativos, y la ciudadanía en calidad de las instituciones. Sin embargo, si el oficialismo deja de huir hacia adelante como quien huye de un pasado vergonzante y la oposición no usa estas herramientas como arietes políticos, que hoy parecen buenos, pero si llegan al gobierno pierden el atractivo, y en cambio se construye una agenda común, la perspectiva puede cambiar. Si oficialismo y oposición se “atan” a condiciones institucionales más transparentes ganarán en acercamiento a la ciudadanía. En un año electoral, no parece una mala idea.
Hernán Charosky, director ejecutivo.-
Las cartas de un debate que recién empieza (Página 12)
Se despertó un fuerte debate en torno a la futura apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires cuando el Director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, envió una carta al presidente de la Cámara Argentina del Libro, expresando la inconveniencia de que el escritor peruano abra la Feria, teniendo en cuenta “el mesianismo autoritario que hoy aqueja al Vargas Llosa de los círculos mundiales de la derecha más agresiva”. A partir de este hecho, de un lado y otro del espectro político argentino se mostraron posiciones divergentes. Finalmente, la Presidenta pidió al sociólogo que se retractara en una nueva carta.
Las protestas, las disidencias, las críticas, forman parte del juego de la democracia, en el que es mejor escuchar y luego rebatir. Si bien se puede estar en desacuerdo con la posición ideológica y con la vida política de Mario Vargas Llosa, lo cierto es que su trayectoria en el ámbito de la literatura fue intachable y reconocida recientemente con un Premio Nobel. Es en este aspecto que las autoridades de la Feria del Libro lo quieren valorar y reconocer. De última, intercambiar opiniones con el escritor aparecería como la mejor manera de refutar sus argumentos.
Belén Cañas, Instituciones Políticas y Gobierno.-
Carroza sobre Abuelas de Plaza de Mayo, generó polémica en los corsos de Saldungaray (La Brújula 24, Bahía Blanca)
En el marco del carnaval de la ciudad de Saldungaray unos muchachos partiparon del desfile de corsos con una carroza llamada «Abuelas de Plaza de Mayo», pero en lugar de hacerles un homenaje o reconocimiento, hicieron una burla grotesca. Con el agregado de que el intendente de Tornquist, Gustavo Trankels, apareció riendo junto a los autores de la broma.
No se puede agregar demasiado sin peligro de caer en la pendiente resbaladiza de convertir en totems intocables a las personas valiosas o decir pavadas del tipo «con esto o aquello no se juega». Se puede tolerar, a disgusto, en un marco amplio de libertad de expresión. Pero se puede decir que molesta.
También se puede agradecer la saludable reacción de varios vecinos, que enviaron notas de reclamo a través de los medios locales.
Pero por sobre todo, sería deseable una explicación pública por parte del intendente y los organizadores. O mejor sería que, pasado el carnaval, desde siempre un espacio para la sátira corrosiva y el descontrol, los organizadores, las autoridades y los educadores de la localidad, tomen esta excelente oportunidad para reflexionar con los jóvenes autores de la broma, sobre la potencia crítica del humor y sobre el valor de respetar la lucha de quienes defendieron los Derechos Humanos, en épocas en que esta clase de gracias no eran posibles.
Diego Martínez, Justicia.-